LOS ACTOS HUMANOS
Los actos humanos
son aquellos que proceden de la voluntad deliberada del hombre; es decir, los
que realiza con conocimiento y libre voluntad. En ellos interviene primero el entendimiento, porque no se puede querer o
desear lo que no se conoce: con el entendimiento el hombre advierte el objeto y
delibera si puede y debe tender a él, o no. Una vez conocido el objeto, la
voluntad se inclina hacia ‚l porque lo desea, o se aparta de él, rechazándolo.
Sólo en este caso
cuando intervienen entendimiento y voluntad el hombre es dueño de sus actos, y
por tanto, plenamente responsable de ellos. Y sólo en los actos humanos puede
darse valoración moral.
No todos los actos
que realiza el hombre son propiamente humanos, ya que como hemos señalado
antes, pueden ser también:
1) Meramente naturales: Los que proceden de las potencias
vegetativas y sensitivas, sobre las que el hombre no tiene control voluntario
alguno, y son comunes con los animales. Por ejemplo: la nutrición, circulación de la
sangre, respiración, la percepción visual o auditiva, el sentir dolor o placer.
2) Actos del hombre: Los que proceden del hombre, pero
faltando ya la advertencia (locos, niños pequeños, distracción total), ya la
voluntariedad (por coacción física), ya ambas (en el que
duerme).
DIVISIÓN DE LOS ACTOS HUMANOS
Por su relación con
la moralidad, el acto humano puede ser:
1) Bueno o lícito, si esté conforme con la ley moral, Por ejemplo, dar limosna.
2) Malo o ilícito, si le es contrario. Por ejemplo, mentir.
3) Indiferente, cuando ni le es contrario ni conforme. Por ejemplo, caminar.
Aunque ésta es la
división más importante, interesa señalar también que, en razón de las
facultades que lo perfeccionan, el acto puede ser:
a) Externo: El realizado a través de las facultades internas
del hombre, entendimiento, memoria, imaginación. Por ejemplo, el recuerdo de una
acción pasada, o el deseo de algo futuro.
b) Externo: Cuando intervienen también los órganos y sentidos
del cuerpo. Por ejemplo, comer o leer.
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